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sábado, 28 de junio de 2008

ROCK IN RIO LAND....

Extraído del Heraldo de Aragón...



He aquí el funcionamiento y los entresijos del Rock in Rio... un festival de "Rock" al más puro estilo waltdisney...


"Alcanzar el objetivo de Roberto Medina, fundador de Rock in Río, de hacer del mega-festival un lugar amplio y seguro, apto para las familias, resulta más fácil si se regalan invitaciones. Así ocurrió en la jornada del viernes, la inaugural, donde los invitados proliferaron sobre quienes habían desembolsado los casi 70 euros de la entrada rascándose el bolsillo en plena crisis.


Bullía, con todo la Ciudad del Rock -y de las marcas- construida en la localidad de Arganda del Rey, un espectacular montaje que para muchos tiene más que ver con el espíritu Disney que con el de hitos de la historia del Rock como Woodstock. Con un ambiente familiar y ajeno a los excesos, sin drogas ni alcohol, la primera página verdaderamente legendaria de este macro-festival la escribía en la madrugada del sábado un mito del rock, un Neil Young tan vigoroso como maduro que encandiló a su fieles y a quien habían precedido sobre el escenario Alanis Morissette y Jack Johnson, Manolo García y Loquillo.

La poderosa maquinara lúdico-comercial-música se ponía en marcha en la tarde del viernes con tres minutos de silencio "por un mundo mejor" respaldados por decenas de miles de asistentes. "Su energía puede cambiar el mundo", se leía en los pañuelos blancos agitados durante el ya tradicional comienzo del Rock in Rio. Un silencio que rompía el 'Imagine' de John Lennon, interpretado por la Joven Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid.

Algo más de 50.000 personas, la mitad de las 100.000 que caben en el recinto, disfrutaron de las primeras horasdel festival, por el que desfilarán en los próximos días Amy Winehouse, The Police, Bob Dylan, Lenny Kravitz, Carlinhos Brown o Ivete Sangalo.


Son más de de 60 artistas los que pasarán hasta el próximo domingo por la Ciudad del Rock, construida en un terreno de unos 200.000 metros cuadrados cedidos por el ayuntamiento de Arganda y en el que el creador, alma y presidente de festival, el publicitario brasileño Roberto Medina, ha invertido 30 millones de euros. La esposa de Roberto Medina, Mariana, se pasea satisfecha con su hija de 2 años por la Ciudad del Rock. "Me ha sorprendido que España haya prendido el concepto de Rock in Rio en sólo un día", comenta, señalando a familias y a adolescentes que se desplazan despreocupados por este campus de hierba artificial "con toda seguridad".

"Estamos aquí porque el alcalde nos ha regalado las entradas. Si tengo que pagar, no vengo", admite María, de 38 años, ama de casa con dos hijos. Como ella, prácticamente la docena de padres de familia consultados que pasaron el primer día del Rock in Rio, confiesan haber accedido con entradas regaladas. Casi todos la han obtenido porque participaron en eventos relacionados con el festival.

Los padres dicen que, aunque los menores de 6 años no pagan, se lo pensarían muy mucho para acudir en familia y pasando por taquilla, con una entradas que oscilan entre los 49 y los 69 euros por persona y día. Más en un momento de crisis económica, con la inflación al galope, del desempleo creciente y los intereses de las hipotecas desmadrados.

A Marisol, argandeña y madre de un niño, también le regalaron las entradas por plantar un árbol en el "bosque de la música", iniciativa promovida por Roberto Medina, presidente de Rock in Río, quien destina parte de los beneficios del festival a proyectos sociales y de medio ambiente. "Para nosotros sería imposible pagar 65 euros. Me parece mucho dinero, al margen de que estemos en crisis", reconoce Deborah, de 37 años y empleada en una aerolínea que disfruta también de con invitaciones.

"Es un espacio amplio, seguro. A pesar de que hay mucha gente, se está muy bien y no te agobias", corrobora Begoña, empleada del ayuntamiento de Arganda, que ha venido con su marido y su hijo de 15 años... y también invitada.

"El ambiente es bueno; esperaba alcohol y algo de drogas", dice Katrina, de 29 años y profesora de inglés, que apunta que sus colegas van a traer a sus hijos.

Los padres disponen incluso de una guardería en la que un máximo de 40 niños pueden quedarse jugando con 24 monitores hasta dos horas rodeados de música y juegos. Juan Escudero, padre de dos hijos, aplaude la idea de la guardería: la Ciudad del Rock no le parece "demasiado adecuada" para ellos porque "hay mucho ruido".

"No es necesariamente un concepto para la familia, sino más para gente joven", dice Amalia, empleada de TVE, quien a pesar de todo ha venido con su hija y sin pagar.

Ni alcohol ni drogas


Más de 300 agentes se encargan de la seguridad en este recinto de unos 200.000 metros cuadrados alzado contra reloj a unos treinta kilómetros al este de Madrid y con capacidad para 100.000 personas. Una suerte de parque temático donde se ha puesto límite a cualquier tipo de intoxicación. La única bebida alcohólica a la venta es una determinada marca cerveza de baja graduación. Es así "para evitar los excesos" según Roberto Medina.

Tras la primera edición del festival, en 1985 en Río, "vimos cómo la gente volvía ya con sus hijos pequeños", ha explicado el propio Medina, que empezó a añadir al evento otras atracciones para todas las edades y que en Madrid van desde una noria a dos pistas de 'skate' y snowboard o fuentes para poder refrescarse, además de restaurantes, tiendas, una pasarela de moda, una noria y hasta una guardería abiertas entre las cinco de la tarde y las seis de la mañana.

Medina es prudente respecto a esta primera edición de Rock in Rio Madrid, que espera un mínimo de 300.000 personas en los cinco días de conciertos. Un registro lejos de los 1,3 y los 1,2 millones de asistentes a les ediciones de 1985 y 2001 en Río de Janeiro. Medina espera volver a Madrid en 2010 y 2012 y seguir organizándolo al mismo tiempo en Lisboa antes de saltar a otra ciudad europea y por qué no, a China.

Estrenado en la ciudad carioca en 1985, Rock in Río, se celebró tres veces allí antes de lanzarse a un mercado internacional, que Medina quiere seguir explorando. Su "marca" es un festival donde la música sea sólo una de las atracciones, a la que se unan otras diversiones que atraigan a un público de todas las edades.

Medina insiste en que quiere ofrecer "algo más" al público y desde 2001 aprovecha el festival para reclamar "un mundo mejor" y
batallar contra el cambio climático. Destina una parte de los beneficios a proyectos sociales y medioambientales.

Entre el 2% y el 5% de las ganancias de la taquilla se dedicarán a este fin, pero ya hay reservados 200.000 euros para plantar al menos 25.000 árboles en la región de Madrid y construir el 'bosque de la música' junto a la Ciudad del Rock."

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